Las hembras de los primates
paren pocas crías (entre 1 y 3, normalmente) y necesitan muchos cuidados
durante los primeros meses de vida, lo que obliga a las madres a elaborar
estrategias complejas para proteger y alimentar a su descendencia y conservar
aún algo de energía para ellas. Un buen truco, que se da sobre todo entre los
grandes simios, es dejar pasar mucho tiempo entre un parto y otro, lo que hace
que entre algunas especies se produzcan casos de infanticidio cuando un nuevo
macho desbanca al macho dominante.
Las estrategias reproductivas son comportamientos
que emplean las especies en el momento de la reproducción y que aseguran su
supervivencia como especie.
Las estrategias reproductivas
adoptadas por las diferentes especies son muy diversas. Algunas, como la
humana, tardan muchos años en alcanzar la madurez sexual y producen muy pocos
descendientes. Otras, por el contrario, alcanzan la madurez de forma temprana y
sus proles son frecuentes y numerosas. Estas dos estrategias son conocidas como
la selección K (es tener una rata reproductiva baja, pero
suministrar cuidado parental a la descendencia, con lo cual se incrementa el
reclutamiento, a estas especies se les conoce como prudentes o equilibradas) y selección r (producen
un número masivo de individuos, de los cuales unos pocos sobrevivirán; es decir
se presenta un reclutamiento bajo, a estas especies se les da el nombre de pródigas u oportunistas) y están condicionadas
por circunstancias diversas. Los animales con pocos descendientes pueden
invertir más recursos en la nutrición y protección de los mismos, garantizando
su supervivencia hasta la edad adulta. Por el contrario, los animales que
producen muchos descendientes, prácticamente no se ocupan de ellos por lo que
una gran parte de los mismos no alcanzan la edad adulta. Sin embargo, el número
de los que lo consiguen permite garantizar la supervivencia de la población.
Unos ejemplos son: bacterias, hongos, protistos, vegetales y animales.
Biología de
la reproducción
En este
variopinto grupo animal,
pueden observarse muchas estrategias reproductivas.Los factores ambientales, así como los requerimientos fisiológicos y sociales contribuyen al patrón de la reproducción encontrado en cualquier población o especie. Las diferencias en estos factores entre especies han conducido a la diversidad de los rasgos entre mamíferos y sus formas de vida.
Prolificidad y cuidado de las descendencia
Algunos mamíferos dan a luz muchas crías escasamente desarrolladas en cada estación reproductiva. A pesar de este estado relativamente subdesarrollado, los jóvenes tienden a alcanzar la madurez relativamente pronto, pudiendo reproducirse sin haber alcanzado el tamaño o el aspecto de individuos maduros. Normalmente esto va relacionado con altos índices de mortalidad y baja esperanza de vida como ocurre con los roedores o los antiguos insectívoros.En el otro extremo del espectro de la historia de la vida, otras especies dan a luz un escaso número de individuos en cada parto. Estas especies tienden a vivir en ambientes estables donde la competición por los recursos es el único obstáculo para la supervivencia y el éxito reproductivo. La estrategia de estas especies es invertir energía y algunos recursos en conseguir descendientes altamente desarrollados que consigan ser buenos competidores. Los cetáceos, los primates y los artiodáctilos son ejemplos de las órdenes que siguen este patrón general.
Los machos dedican más esfuerzo a la difusión de su material genético que a la protección y cuidado de la descendencia. Y esto es más frecuente cuanto menos estable sea la relación entre el macho y la hembra. Así, aquellas especies que establecen relaciones monogámicas son las que manifiestan mayor interés de los machos por la protección de la descendencia.
En otras ocasiones, el macho participa en la protección de la descendencia de forma indirecta, dedicándose a la protección del territorio que ocupa la manada o la preservación de los recursos alimenticios.
No obstante, en ciertos casos, el comportamiento de los machos en relación a este asunto, varía en función de las condiciones ambientales, responsables directas de la disponibilidad alimenticia.
Independientemente del tipo de apareamiento, algunas especies como titíes o leones africanos, comparten el cuidado de la descendencia de todas las hembras del grupo.
La mayoría de los mamíferos hacen uso una guarida o una jerarquía social para la protección de sus jóvenes. Otros, sin embargo, nacen bien desarrollados y pueden valerse por sí mismos relativamente poco tiempo después del nacimiento. Los más notables de este respeto son los artiodáctilos tales como ñúes o jirafas. Los jóvenes cetáceos deben también ser capaces de nadar por sí mismos poco después del nacimiento.
Tipos de
estrategia reproductivas de los organismos
Características de estrategias reproductivas
alternativas
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Pródiga (selección-r)
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Prudente (selección-k)
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Muchas crías
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Pocas crías
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Crías pequeñas
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Crías grandes
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Maduración rápida
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Maduración lenta
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Poco o ningún cuidado
parental
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Cuidado parental intenso
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Reproducción una sola vez
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Reproducción muchas veces
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Estrategias de vida
Dentro de las llamadas estrategias de vida
de las poblaciones, las propiedades más interesantes y variables están en las
estrategias de reproducción, que son grupos de características coadaptadas que
afectan la supervivencia y la reproducción.
Los biólogos se han
percatado de que las estrategias de reproducción varían de un individuo a otro
dentro de una población y también de una población a otra entre organismos
emparentados. En otras palabras, los patrones comprenden variaciones
determinadas genéticamente y sometidas a la selección natural.
A lo largo de su vida, los
organismos enfrentan un compromiso entre la cantidad de tiempo y la energía que
asignan a distintas actividades. Es decir, un aumento en la asignación a una
actividad (por ejemplo búsqueda de alimento) implica una reducción en el tiempo
y energía disponibles para otras actividades (por ejemplo, el cuidado de
crías). Un determinado balance en la distribución de energía entre diferentes
funciones resulta en una determinada estrategia adaptativa de un organismo, y
las condiciones ambientales en las que va ser competitivamente exitoso.
Las estrategias
reproductivas alternativas han recibido diversos nombres. Se las llamó pródigas
y prudentes, señalando que a pesar de los aparentes juicios de valor de estos
vocablos, pródigo, puede ser exitoso en ciertas circunstancias en que prudente
no lo es. También se ha definido pródigo como oportunista y prudente como de
equilibrio. Hablando en general, la estrategia pródiga u oportunista parecería
resultar más adaptativa, por ejemplo, para especies de malezas, colonizadoras
de campos abiertos, mientras que la estrategia prudente o de equilibrio
parecería más adaptativa para una población en su capacidad de carga. Por esta
razón, Robert MacArthur y E.O. Wilson propusieron que las estrategias pueden
ser clasificadas como selección r o selección K. Sin embargo, esta propuesta ha
sido considerada como una simplificación excesiva. Muchas especies tienen
claramente características de selección r así como de selección K.
Por ejemplo, algunas especies de estrellas de mar que aparecen en la zona
intermareas tienen vidas largas (una característica de selección K) y producen
numerosos huevos (una característica de selección r). Otras especies exhiben
estrategias de selección r en algunos momentos de su ciclo vital y estrategias
de selección K en otros momentos.
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